Corredor Bíblico
Esta sección del Museo -pasaje entre la exposición dedicada a los judíos de Chile y el inicio del recorrido histórico- muestra el comienzo de la historia de nuestro pueblo y de nuestra fe según el relato bíblico representado en la Torá que se muestra allí.
La época de los patriarcas comienza con Abraham, quien es considerado por judíos, cristianos y musulmanes como el padre del monoteísmo.
ABRAHAM
Según la Torá, la historia del pueblo judío comienza con el primer patriarca: Abraham, cuyo nombre –en lugar de Abram- es dado como señal de su pacto con Dios. Después de residir algunas generaciones en Canaán (actual Israel), su descendencia –también conocida como los “hijos de Israel”- se asentó en Egipto para sobrevivir al hambre que acechaba en aquella tierra. Jacob, hijo del segundo patriarca Isaac, recibe el nombre Israel, como testimonio de su pacto con Dios.
ESCLAVITUD Y SALIDA DE EGIPTO
Un hito central del relato bíblico que conmemoramos cada año en la festividad de Pesaj (Pascua Judía) es la historia de la esclavitud y salida de Egipto, que simboliza en nuestra tradición la transición entre una comunidad de esclavos, los “Hijos de Israel” a la constitución de un pueblo libre, el “Pueblo de Israel”.
La figura destacada de este relato es Moisés, un líder que guía al pueblo de Israel hacia la Tierra Prometida pero se le niega acceder a ella.
CONQUISTA DE CANAÁN
La conquista de Canaán, la Tierra Prometida, comenzó con Josué, discípulo y sucesor de Moisés. El relato bíblico evoca este suceso como un largo proceso, que comenzó con el cruce del río Jordán y la división de la tierra entre las tribus; y que fue completado recién en la época del Rey David.
ÉPOCA DE LOS JUECES
Tras la conquista de Canaán, los hijos de Israel se organizaron y asentaron según la división de las doce tribus. A lo largo de esta época no hubo un liderazgo central; los jueces fueron figuras carismáticas que lideraron a una o a varias tribus, especialmente en épocas de crisis y guerra. No obstante, ese liderazgo se desvanecía una vez superada la crisis, lo cual generaba estados de inestabilidad e incertidumbre. Tal situación llevó finalmente a que el pueblo reclame al profeta Samuel la elección de un rey, como “el resto de los pueblos”.
