¿Cómo viven el duelo en la cultura judía?

El judaísmo es una cultura centrada en el valor de la vida. No existe el culto a los muertos. Sin embargo, el proceso del duelo es necesario para elaborar la pérdida y así establecer un nuevo vínculo con la persona que falta. Como toda pérdida implica un duelo, el judaísmo impone ritos estrictos que ayudan a sobrellevar este proceso de la manera más sana posible. 
 
Quién debe observar el duelo: en el judaísmo hay siete parentescos que deben observar las leyes del duelo: padre, madre, hijo, hija, hermana, hermano y cónyuge. Por la pérdida de otro tipo de parientes, como primos, tíos, abuelos o amigos, se puede guardar duelo si siente la necesidad, pero sin la obligación de hacerlo.
 
Antes del funeral: desde el momento que una persona fallece hasta su funeral, siempre debe tenerse respeto por el cuerpo y nunca se lo deja solo. Los deudos reciben en este período el nombre de onenim, quienes tienen un estatus especial. Están eximidos de todas las obligaciones rituales para que solo puedan ocuparse del funeral en sí.
 
El funeral: en el judaísmo, el funeral se hace lo antes posible, pues se considera un gesto de respeto hacia el muerto. Antes del entierro el cuerpo es lavado por miembros de la comunidad, para su purificación. Es envuelto en una manta de lino blanco y el cajón debe ser de madera sencilla, sin ornamentos. Esto significa que la vida puede diferenciarnos, pero en la muerte todos somos iguales. Durante el funeral se realiza un corte en la ropa de los deudos como señal de duelo. El cajón se lleva hasta el lugar de entierro por 10 hombres que no tengan un directo parentesco con el fallecido. Durante el camino el cortejo se detiene 7 veces. Después del funeral, se regresa a la salida del cementerio por un camino diferente al de ida, para simbolizar que la vida continúa.
 
La shivá: desde el momento del entierro, los deudos pasan a llamarse “avelim”. Ahora todo el énfasis está en entregarles consuelo y compañía. Los primeros siete días después del funeral se llaman shivá. La palabra, que significa sentarse, se uritiliza porque en ese período la familia se sienta en bancos bajos, en señal de suelo. No está permitido proporcionarse ningún tipo de placer y la idea es que los deudos estén lo más acompañados posible.
 
El fin del duelo: durante 11 meses los deudos recitan el kadish de duelo, el rezo para los fallecimientos. Después de un año, el duelo se levanta. Esto nos demuestra que por más doloroso que sea una pérdida, la vida debe prevalecer sobre el dolor.